lunes, 16 de enero de 2017

En clave cofrade

Con motivo del inicio de la cuaresma trataremos el mundo musical que envuelve la Semana Santa. La música cofrade surge por la necesidad de acompañar con sonidos la estación de penitencia. El silencio es uno de los sonidos más característicos de un desfile procesional, aunque es inimaginable una Semana Santa sin el redoble de un tambor o el acorde de una corneta. En la actualidad funcionan varias clases de formaciones musicales en la Semana Santa española:


- La música de capilla, que popularmente se conoce con el sobrenombre de los pitos, se supone que fue la primera modalidad musical que se incorporó a los desfiles procesionales hispalenses. Estos grupos musicales constan de tres o cuatro miembros que tocan instrumentos de madera-viento como el clarinete, oboe y fagot. El tono de sus composiciones es trágico y fúnebre.

- Cornetas y tambores: surgen en 1918 en Málaga con el nacimiento de la banda del Real Cuerpo de Bomberos.

- Bandas de música: propiamente dichas, que incorporan todo tipo de instrumentos de viento y bastantes de percusión.

- Existe un híbrido de banda entre una y otra, las llamadas agrupaciones musicales, que incorporan a las cornetas y tambores algunos instrumentos más -generalmente, metales-, que le dan un brillo especial a las composiciones.

Saetas

Las saetas constituyen la rama del flamenco que se entremezcla con la Semana Santa y que, según la zona, tiene unas peculiaridades particulares. Se canta sin acompañamiento musical de ningún tipo. Cuando los pasos están en marcha, los músicos, si los llevan, tamborilean sobre la madera, para marcar el ritmo del paso sin interferir en la interpretación de la saeta.


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Integrantes: Teresa Puerto, Cristina Muñoz, Laura Torralba, Anabel García.


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