Hoy os dejamos un poco de historia ligado a la música
religiosa, que gracias a ella surgieron diferentes lenguas, con ellas además se
empezó la especie de “labor” de educación del pueblo, ya que no había colegios
o escuelas.
La
monodia profana medieval (melodía a una sola voz y letra sin contenido
religioso) apareció a finales del siglo XI.
Al sur del río
Loira, en Francia, de mano de los trovadores (término que procede del verbo
provenzal trobar que significa 'encontrar' o 'componer en verso'), en
Aquitania. El río Loira separa dos territorios, el sur y el norte,
caracterizados en la Edad Media por dos idiomas, el sur por Langue d'Oc (la
lengua provenzal u occitano) y el norte por Langue d'Oil (que
dará lugar al francés). Su arte nació de la pobreza siguiendo el modelo de
la poesía popular, aunque si de preferencia noble.
Los temas de estos
poemas tratan sobre el amor cortés, el amor platónico entre un caballero y una
dama, y las historias de caballería. Hay también otros temas que señalaremos
después. Se basan en los modos gregorianos, pero con un ritmo más
marcado, ya que son obras más rápidas y alegres.
El movimiento
trovadoresco se irá extendiendo por toda Europa y adquiriendo diferentes
denominaciones en cada lugar:
- Los minnesänger fueron los correspondientes trovadores alemanes en los siglos XII y XIII, escribían en su lengua vernácula (el alemán).
- Los Juglares eran intérpretes de canciones (no compositores), músicos ambulantes que igual realizaban un número de malabares o acrobacia que contaban y narraban historias acompañados de instrumentos musicales. Iban por los pueblos y aldeas actuando a cambio de algo de dinero o comida. En España, los trovadores alcanzaron gran importancia sobre todo en la zona de Galicia donde las canciones se denominan Cántigas.
Entre los trovadores
más importantes podemos nombrar a personajes como Adam de la Halle, Jaufre
Rudel, Ricardo Corazón de León o Guillebert de Berneville.
Ángela Núñez
Junior Galeano
Javier Molina
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